Autor: Vicente Estudillo
A MI MADRE…..Con todo el amor del mundo………..Comienzo a sentir los estragos de la nostalgia, de la tristeza de dejar a mis padres inermes, y solitos mis viejitos. Comienzo, como siempre me pasa, a evocar momentos como cuando deje por vez primera la casa, uno a uno se arremolinan los sentimientos, esta soledad abrazadora que me estruja el corazon, hace que mi sangre, fluya con mayor celeridad, inspiro profundamente al cerrar los ojos y decir; gracias Dios mio por tenerlos aun conmigo, aunque distantes, pero aun estan. Me arrodillo ante la autora de mis dias, quien me pide que me acerque, su voz suave, lenta y arrulladora, me llama cerca de su rostro y me dirige su bendicion, como siempre lo hace con cada viaje de despedida, ella dice que sera el ultimo – dejame tocar esa carita mi Chentillo. Asi me llaman desde niño, ella, mi padre, mis hermanos y tambien algunos de mis amigos mas cercanos lo saben, y pasa su mano calida y aterciopelada en mi frente. Esas manos que tienen el color de una rosa tierna y de un tenue color rosa. Mis ojos como sutil cascada hacen que emerjan mis lagrimas, entonces ella, levanta pausadamente sus manitas fragiles, e igual como lo hacia como cuando era niño, las desliza por mi cara, y de sus ojos intentan salir sus lagrimas, pero luego dice -ya no puedo llorar, ya no tengo lagrimas, pero mis ojos en sintonia con los de ella, hacen que surjan mas lagrimas de los mios. Humedece sus dedos con mis lagrimas y en forma casi perfecta, digo casi, porque el temblor de sus brazos le impiden una accion completa, se lleva mis lagrimas a sus ojos, y los humedece una y otra vez, lo mismo hace en toda su carita. Parte de mi cara que toca, hace lo mismo con la de ella, se que me quiere tener por siempre como yo tambien con ella, quiere grabar cada poro de mi piel, quiere guardar cada surco o elevacion de mi rostro,ella no nota en ti el paso del tiempo, sigues siendo su niño, ella dice que se siente cada vez mas debil, ella no ve el dolor en tu rostro, no ve el sufrimiento que puedes mostrar en ti, ella lo intuye, lo siente, por eso cierra sus ojos, y quisiera en ese momento absorver si hay algo malo en tu ser, porque asi es una madre, te conoce y te sigue viendo como que no pasara el tiempo, porque sigues siendo su hijit@. Me da su bendicion, le brindo un beso en la mejilla, y asi arrodillado como estoy, pongo mi cabeza en su pecho. Algunas lagrimas aun alcanzan a humedecer el area cercana a su corazon, alli esta su pecho, su fortaleza, donde reside todo su amor, todo su cariño, Ese pecho que sirvio como fuente, del cual broto el primer alimento que mi boca probo, como fuentes de alba ilusion alimentaron tambien mi amor y mi fe hacia ella, que hasta el dia de hoy sigue siendo ferrea e inquebrantable. Mi padre testigo de la escena, tambien participa en el momento, y suspira y suspira – viejita, ya se va Chentillo. Me levanto, y tambien a el, por ser autor de mis dias, el debo lo poco o lo mucho que soy. El si llora, sus lagrimas humedecen mi hombro, aun esta fuerte y su abrazo protector me da animos y me alienta. Ya a punto de despedirme llega una persona a llevarle la eucaristia, y ella postradita en su cama, con voz que parece canturrear se une a el pequeño sermon que llleva la oficiadora, pide perdon, ruega por nosotros los pecadores, y el Amen….le depositan la hostia en su boquita que como alas de mariposa empieza a abrirse al mundo, asi abre ella un instante sus labios, y recibe el cuerpo de cristo, se recorforta, se tranquiliza. Necesita un traguito de agua para poder pasar la hostia, porque tambien sus glandulas salivales, al igual que las lagrimales se le han ido marchitando, entonces yo la ayudo a levantarse, la tomo de ambos hombros y la acerco a mi pecho, y me separo un poquito para poder ponerle el vasito con agua y que absorva tan preciado liquido. Luego se despide de la persona que la comulgo, y me dice – vuelveme a acostar papacito. Alcanza a musitar antes de que se quede dormidita; que Dios te bendiga, abraza a tus hermanos, diles que los quiero. Y salgo de la casa de mis padres, de mi hogar de la infancia, donde se formaron mis primeros sueños de niño, voy camino a casa a hora en busca de mis niños y sentir su fuerza tierna, y placentera, su amor inocente que me llena y me motiva.