MONTÓN DE TIERRA

Por: Kelvin Monge

31 de Agosto del 2015

 

Antes que nada, entendamos stalkeo como un anglicismo de la palabra stalk, que significa acosar, y en términos tecnológico-sociales, sería la revisión constante y minuciosa de lo que una persona publica en sus redes sociales, sin el hostigamiento que puede llegar a poner en peligro la vida de la persona ¿Todo bien?

¡Que lance la primera piedra quien nunca ha stalkeado! (tendríamos entonces una contradicción al paisaje aguaprentese) Tenemos que admitirlo, desde aquella vez en la que viste todo el álbum de fotos playeras de aquella persona (tú sabes quién) hasta cuando supiste que tu ex tiene nuev@ novi@, todos caemos en la tentación.

Bueno, ¿y por qué? Hay varios elementos que tenemos que considerar y los concluyo en dos puntos:

1.- Tenemos una interminable curiosidad sobre la vida ajena.

El sólo hecho de estar al pendiente de los escándalos sexuales, criminales, bochornosos de las figuras públicas deja más que obvio nuestra adicción a la vida ajena. TV y Notas, Ooorale, Hoy, e incluso algunos medios “serios” nos hacen consumir esto y alegres pagamos. Queremos ver cómo fue la boda de Eugenio Derbez o qué tantos chistes pueden salir de la fuga del Chapo. Esperamos saber qué tontería dijo un presidente o con cuándo se agarran a golpes los diputados. Hay dos razones sencillas para explicar por qué esto vende tanto: Es fácil de digerir y nos da qué hablar. En la lucha incesante de encontrar un tema de plática, la farándula nunca se raja ¿A qué voy con esto? Ahora que podemos simplemente teclear el nombre de cualquier conocido –o desconocido- tenemos ante nosotros una sección de chismes lista para ser botaneada, o dependencia emocional estructurada por un abismo entre las personas involucradas. Entre más cercano sintamos a nosotros esta persona, o mejor dicho, entre más cerca queramos sentir al sujeto en cuestión, más propensos somos a estar al pendiente de su vida. Otra razón considerable para stalkear un cuenta es puro morbo, «A ver qué babosadas dice este loco ahora en su columna.»«Confirmemos la mala reputación y lo pronta que es esa tipa.»«¿Ya viste lo que puso este “periodista” sobre este “político”? (Las comillas son intencionales)» Igual, es más fácil leer la mIniBiBliaah que le escribió Yasuri Yamileth a Wendy Sulca que leer un artículo sobre el constructivismo y comentarlo en su supermercado de preferencia con la comadre de preferencia.

 

2.- Nosotros mismos exponemos nuestra vida y deseamos serstalkeados.

En cuanto entré a sociología lo primero que me dijeron es la triste realidad de que la razón de ser de tu vestimenta, tus peinados y tus maquillajes es dar una buena imagen a los demás. Es lindo escuchar que tienes buen gusto en aretes o que tienes unas nalgas bien ricas, por eso mismo compartimos estos detalles en nuestro perfil, empieza la necesidad de halago. Aunque pretendamos odiar ser stalkeados, si, si nos gusta, si no ¿qué razón tendría compartir la fiesta a la que fui anoche? Entre más likes más a gusto estamos con nosotros mismos, nos hace sentir relevantes, que importamos y entre más vean mis fotos de mis piernas y/o bubis y/o músculos y mis perros y a mi bebé mejor. Quiero enseñarles lo bien que me la llevo con mi novi@, cuántos kilómetros corrí o lo rico que son los tacos de la 43. Reducimos nuestra intimidad y la convertimos en un show de fácil acceso. Hay casos en los que el día a día son únicamente para conseguir la mayor cantidad de atención online posible, y es atención a mi persona. A lo que soy porque lo que soy es lo único que puedo ofrecer. Hasta se podría etiquetar como un neo-síndrome de Münchhausen.

 

Esto no es una generalización, ustedes imaginarán ciertos personajes entre sus contactos cuando hago connotar estas características, a ellos está dedicada esta humilde entrada(incluso puedes ser tú, o yo), porque para interpretar las vastas personalidades que residen en la profundidad de la internet se necesitaría un doctorado.

 

No se hagan locos, stalkean y son stalkeados y así es como funcionamos ¿qué sería de una sociedad en la que no se puede estar al pendiente de lo que hace y viste el prójimo? ¿Seguiría siendo sociedad? La conclusión es que el stalkeo si es excusable, así que no se sientan mal cuando vean las fotos que su amor imposible subió en 2011 e imaginen un noviazgo que perdure hasta hoy. O no se hagan los indignados cuando reciban un misterioso like en una foto vieja, les gusta les gusta. Esto termina siendo un uróboro que stalkea y es stalkeado. Pero, procuremos compartir algo más allá de la superficialidad, quizá un poema por cada selfie sería buena idea ¿no creen?

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