Internacionales / 12 octubre 2015
Zimbabue anunció este lunes que renunció a procesar judicialmente al dentista y cazador estadounidense que mató en julio pasado al emblemático león Cecil, puesto que “sus papeles estaban en regla” e ignoraba que cometía una infracción.
“Está probado que (el dentista Walter) Palmer estuvo en Zimbabue porque todos sus papeles estaban en regla”, afirmó la ministra del Medio Ambiente Oppah Muchinguri ante la prensa en Harare, añadiendo que el dentista siempre será bienvenido a Zimbabue, “pero no para cazar”.
En realidad, explicó la ministra, el propietario del terreno en el cual se realizó la cacería no tenía derecho a proponer matar al león Cecil en ese lugar, puesto que no le había sido atribuido ninguna cuota de caza.
Palmer, que seguía a su guía, ignoraba en qué lugar se encontraba exactamente cuando disparó con su arco una flecha contra Cecil. Pero el dentista estadounidense había pagado de manera legal 55.000 dólares por el permiso de caza y el safari en Zimbabue.
“¿Cómo podríamos enjuiciarlo?, preguntó Muchinguri, añadiendo: “el problema es ahora interno (de Zimbabue). Vamos a revisar nuestra política de atribución de cuotas (de caza)”.
De esta manera, quien quedaría ahora en la mira de la justicia es el organizador del safari, el cazador profesional de Zimbabue Theo Bronkhorst. Éste debe comparecer nuevamente el 15 de octubre ante un tribunal, tras postergarse su proceso a fines de setiembre.
La muerte de Cecil, macho dominante del parque (Nacional de Hwange), famoso por su melena negra, provocó protestas en todo el mundo de parte de los defensores de los animales. El león Cecil, de 13 años, portaba un collar con GPS puesto que era seguido como parte de un programa de estudios científicos.
Cuando se pospuso el juicio, el cazador aseguró a la AFP que no creía estar haciedo algo “ilegal”, y que su cliente estadounidense era “por completo inocente”. Bronkhorst se encuentra en régimen de libertad provisional tras haber pagado una fianza de 1.000 dólares. Después fue acusado de tráfico ilegal de antílopes, causa por la que será juzgado aparte.
Amenazado a través de las redes sociales internautas por defensores de los animales, el dentista Palmer, un rico cazador de “trofeos”, se refugió durante dos meses en silencio, para reaparecer en septiembre en su consultorio en Estados Unidos.
Entonces, se excusó por la muerte de Cecil y cargó todas las culpas sobre Bronkhorst quien, según él, le había escondido la verdad.