CON UN OJO EN LA CIUDAD Y OTRA AL GARABATO

Por: Leobardo Alvarado

5 de Septiembre del 2015

leobardo@apsonfm.com

Recién me cuentan de la metáfora descrita por Leonardo Boff del águila y la gallina. La historia en realidad la contó el ghanés James Agreey, político y educador popular, en una reunión llevada a cabo en 1928 en la que se debatía seguir o no bajo el dominio de Inglaterra, según nos cuenta Boff, en el texto donde relata sobre el origen del cuento y su relación con el condicionamiento al que puede ser sometido el espíritu del ser humano, en éste caso, la colonización del país africano  (http://goo.gl/TECq9h).

El cuento es sobre un águila que fue obligada a comer en el suelo junto con las gallinas, una vez que fue capturada por un campesino. Sin embargo un día llegó alguien que se opuso a que esa águila fuera tratada como gallina y convenció al campesino, que la hicieran volar. El campesino no creía que fuera posible, ya que la había creado como gallina y pensaba, el águila también se sentía como gallina. Después de varios esfuerzos, finalmente el águila voló, con lo bello y majestuoso que es volar, libre.

Leonardo Boff nos cuenta que en aquel debate en el que participaba James Agreey, unos querían la vía armada en contra de los ingleses para ser libres. Otros, como suele pasar, querían que fuera la vía de la organización política del pueblo la manera en que consiguieran su libertad. Ésta última propuesta fue la que triunfó. No debió haber sido fácil resolver un debate de ésta naturaleza. Boff, nos cuenta que “había quienes se conformaban con la colonización a la que estaba sometida toda África. También estaban los que se dejaban seducir por la retórica de los ingleses. [Y quienes] eran favorables a la presencia inglesa como forma de modernización y de inserción en el gran mundo considerado civilizado y moderno”.

El cuento lo traigo a colación de cómo las candidaturas independientes o ciudadanas están llamadas a resolver el condicionamiento de no tener libertad para hacer política como ciudadanos porque el sistema de partidos convenientemente todo lo ha torcido. Aunque cabe decir que parte de la realidad es que dicho condicionamiento estriba en que los partidos políticos fungieron como el lugar donde se hace política por quienes tenían interés de hacer política. De allí que no extraña el que la llamada clase política se piense a sí misma como los únicos hacedores de ella y, que los ciudadanos adquirieran el confort de evitar esa responsabilidad más allá del sistema o de los procesos electorales provocadores de un círculo vicioso que ya ha sido roto por las candidaturas independientes.

Pero por qué ésta reflexión a propósito de la libertad del espíritu y la esperanza en lo descrito por Leonardo Boff, o el condicionamiento de no hacer política como ciudadanos.

La primera, porque a raíz de la conferencia de Pedro Kumamoto en Ciudad Juárez el pasado 19 de agosto y que se llevó a cabo en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (UACJ), muchas fueron las expresiones esperanzadas de que tal vez sí se debía pensar en una candidatura independiente desde el ámbito de la legitimidad ciudadana. En ese sentido, se apunta a la sorpresa de la gran participación de jóvenes en dicha conferencia y de allí que en buena medida se ponga por un lado el tono esperanzador, aunque también habrá que decir, se señala la duda de focalizarse en ellos. Por supuesto, el motor sigue siendo el que se quiere que las cosas sean diferentes. Que esta ciudad ya no debe ser gobernada como hasta ahora lo ha sido. Ya basta de no pensar en la gente y de que sólo los intereses de los partidos políticos y la clase política y los empresarios en ellos representada sea lo que valga.

La segunda, porque viene a la mente la pregunta: qué significa ser libre, qué significa gobernar y ser gobernados con la libertad que da una candidatura que emana desde la independencia ciudadana.

Quizá para responder a tales preguntas valga la pena ver el ejemplo de lo que en Barcelona ha propuesto la alcaldesa Ada Colau a propósito de la crisis de los migrantes refugiados en Europa en la que ha propuesto dos cosas de suma importancia para entender la visión de quien emerge de la defensa de las causas ciudadanas. Recuérdese que ella fue detenida por defender a quienes perdían sus viviendas en España. Ella ha propuesto construir una red de ciudades que reciban a los refugiados y también ha dicho que si los estados no se asumen (se duermen, dijo) responsables ante la crisis de los migrantes refugiados, son las ciudades las que deben salir al frente (http://goo.gl/Bw3UOP). La envergadura de tales propuestas sólo se puede comprender si se entiende que detrás de ello hay una visión de ciudadanía comprometida con sus pares.

Es como lo esbozó en su momento Javier Sicilia  al referirse desde la tragedia de perder a su hijo en cuanto a que una víctima sólo puede entender a otra víctima (http://goo.gl/m8gpx8). Así un ciudadano sólo puede comprender lo que sucede a otros ciudadanos. Pero para que eso lleguemos a conocerlo, primero hay que volar libre como el águila en ese cuento que cita Leonardo Boff sobre la historia de los ghaneses en áfrica cuando debatían como librarse del yugo colonial.
JUAREZ, UNA CIUDAD DE DERECHOS.

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