Columna de: Robin Beltrán

04 de abril de 2016

Agua Prieta y Bavispe mantienen vecindad geográfica, pero lamentablemente, como entidades municipales, durante toda su vida han estado sin comunicación.

Viajar hasta su punto medio que es colonia Morelos, sobre el tortuoso camino resulta una verdadera odisea para las personas y los vehículos.

Son 80 kilómetros de distancia que si se pudiera transitar a una velocidad de 70 kilómetros por hora se llegaría en dos horas con 45 minutos y a 60 kilómetros por hora en un razonable tiempo de 3 horas con 15 minutos.

Pero ahora existe la esperanza de que la Gobernadora del Estado, Claudia Pavlovich Arellano obtenga recursos para sacar de la incomunicación a los habitantes de Bavispe.

En esta tarea participa activamente el diputado local Carlos Fu quien este lunes, junto con el alcalde Héctor Rubalcava, darán el banderazo a la obra de mantenimiento que ya alcanza al menos 15 kilómetros.

De suyo la tarea es titánica, pero no tiene peso sobre la espalda cuando existe la voluntad de sacar adelante una tarea con la que ningún diputado hasta el momento, ha podido lograrlo de manera plena.

En la pasada administración fueron más los lirismos declaratorios anunciando la llegada de la obra carretera, lamentablemente los hechos fueron muy pocos y miserables las acciones para ser inscritos en las páginas de la historia.

Hoy se ve el empeño en la actitud del alcalde Rubalcava y lo mismo se aprecia en la voluntad del diputado Fu Salcido.

Una obra carretera de Agua Prieta a Bavispe, abriría un puente de inmediatez comercial, turístico y sobre todo de salud, porque ya hay muchas cruces sembradas en la impotencia de los habitantes de esa comunidad serrana para atender a personas enfermas que por la incomunicación terminan falleciendo en el camino.

La construcción de la carretera no admite demora. Es urgente que se inicie su extensión que una a estos dos municipios hermanos por la geografía y la historia, pero separados por la falta de una vía de comunicación amplia y segura.

La oportunidad está servida en la mesa de todos, falta ver quien la toma y qué hace con ella.

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