Por: Manuel Espino

29 de Agosto del 2015

Este septiembre inicia una de las legislaturas más complejas y relevantes de la historia política reciente, la que habrá de despedir el sexenio de Enrique Peña Nieto y ser espacio esencial de los debates de la sucesión presidencial. Pero, sobre todo, se trata de una legislatura llamada a represtigiar la política, a reencontrarse con los ciudadanos y a demostrar que sí se puede legislar de manera honesta, transparente y cercana al sentir social. Una legislatura que debe lanzar un mensaje contundente: el mensaje de que sí puede haber diputados capaces de actuar con el humanismo y el honor como banderas.

En lo personal, durante la primera etapa de esta legislatura, intentaré acercar a la Cámara y a la llamada clase política al pueblo de México impulsando dos iniciativas primordiales, ya planteadas como propuestas de campaña por el partido que me ha dado la valiosa oportunidad de volver a servir al pueblo mexicano desde San Lázaro, el Movimiento Ciudadano (MC).

Una es la de no dar ni un peso más de dinero público a los partidos políticos, optando por que sean financiados de maneras que no afecten al erario y cancelen todo despilfarro. Esos millones de pesos gastados en edificios, sueldos, viajes, propaganda, tendrán mucho mejor destino al ser usados para hospitales, escuelas y proyectos generadores de empleo.

Si no se eliminael financiamiento público a los partidos políticos, sí habrá que disminuirlo considerablemente. Será una lucha, lamentablemente, muy difícil de librar; pero nos servirá para recordar que el país requiere un mayor esfuerzo de los partidos políticos y un menor sacrificio de los ciudadanos.

Asimismo, presentaré, también en nombre del MC, una iniciativa que busca reconciliar a los mexicanos con el Poder Legislativo, al hacer que los legisladores plurinominales ya no sean políticos de los partidos, sino ciudadanos independientes.

Se trata de abrir la puerta para que genuinos líderes sociales —y no políticos profesionales— accedan a la máxima tribuna de la nación, llenando de sangre nueva y de representatividad democrática al Congreso de la Unión.

Como un diputado concertador, también impulsaré acciones y leyes para fortalecer el desarrollo económico, el desarrollo humano y la seguridad, enfocando esfuerzos en los sectores marginados, que desgraciadamente son la mayoría de la población. No se trata de ser un diputado incómodo, de esos hay muchos, sino de apoyar al Presidente en todo cuanto sea por el bien del país, no más.

Tras haber trabajado por más de 20 años en temas de seguridad pública, impulsaré que la Cámara de Diputados coadyuve a que las instituciones encargadas hagan su trabajo con más eficacia y sentido humano y social, para que ya no haya esfuerzos basados en ocurrencias personales de los gobernantes.

En síntesis, vienen tres años de gran intensidad, mil días que habrá de llenar de trabajo, de esfuerzo, de sensibilidad política y humana. Pero, sobre todo, mil días que habrá que llenar con un inquebrantable y honesto amor por México.

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