Columna de: Robin Beltrán

01 de abril de 2016

Que gusto da enterarse de las millonarias inversiones que se realizan hacia puerto Peñasco y la nueva carretera que partirá de Cócorit hacia la presa El Oviachic.

Pero también duele que en Agua Prieta, Naco y Cananea, sus habitantes sean prisioneros del clima y las pésimas condiciones físicas de la única carretera que existe.

Durante el invierno es imposible llegar a Chihuahua debido a que la nieve y el hielo cierran el único paso que existe y que es el puerto San Luis.

Hacia Imuris, cruzando por Cananea, de igual forma el puerto se cierra por tanta nieve que cae.

Queda como única opción circular por Arizona, para llegar al punto de destino. Lamentable y dolorosamente así es.

Luego en el verano, las lluvias acaban por ponen al descubierto las malas obras de pavimentación y mantenimiento de este tramo carretero, peligroso de suyo.

Entonces, nos lleva a preconcluir que se requiere de inmediato la intervención institucional para subsanar esta falta de buenas vías de comunicación que hace muchísimos años los habitantes de esta parte de Sonora, han venido demandando con insistencia cada tres o seis años.

Que paradójico resulta que por un lado las autoridades municipales le estén poniendo muchas ganas a la ampliación y modernización de una nueva garita para que Agua Prieta se convierta en la puerta económica del Pacífico y se despresurice el puerto fronterizo de Nogales.

Mientras que por otro lado, no existan los recursos disponibles para que se complemente este proyecto con buenas carreteras.

Porque sin género de duda, también las familias de esta región noreste de la entidad se merecen como mínimo una vía amplia, segura, turística, vigilada y sobre todo sin las sangrantes casetas de cobro.

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