Columnistas / 16 septiembre 2016
CINEFILUS
Por: Javier Barón Rodríguez
16 de Septiembre de 2016
Caso curioso el de la trilogía de The Purge. Las secuelas son mejores que la original a pesar de utilizar actores menos conocidos.
Para los que no conocen la premisa, es la siguiente:
Un día al año, el 21 de Marzo, de 7pm a 7am, los hospitales están cerrados y los policías acuartelados. Se lleva a cabo un proceso de depuración llamado la purga. Asesinar está permitido durante 12 horas, cualquier ciudadano que quiera hacerlo no tendrá penalización alguna. Sí, una idea muy interesante con mucha tela de donde cortar.
La primera película estelarizada por Ethan Hawke y Lena Headey (Cersei Lannister en Game Of Thrones), falla en su concepción porque desarrolla la idea en espacios cerrados evitando las observaciones socio-políticas, convirtiéndose más en una cinta de terror que en el thriller con fuerte carga ideológica que pudo haber sido.
Los productores entendieron que teniendo una propuesta tan poderosa las acciones debían suceder principalmente en las calles; las cuales durante 10 horas se convierten en un matadero, tierra de nadie donde los fuertes sobreviven y los instintos salvajes se desatan en un frenesí de bajas pasiones.
No es casualidad que la tercera entrega se llame Election Year. La cinta tiene una fuerte carga política con subtextos que se refieren a la pugna por el poder en los Estados Unidos entre republicanos y demócratas. Se expone a una élite que por su poder económico se creen dueños del país y quieren mantener la purga anual porque saben que son los más pobres los que mueren en ése día y eso les quita la obligación de proporcionarles servicios médicos, welfare y demás prestaciones sociales.
Surge la oposición de una senadora que compite por la presidencia que tiene como principal propuesta de campaña erradicar la depuración anual por considerarla algo salvaje e irracional indigno de la esencia y las bases que fundaron la nación.
La senadora va subiendo escalones con fuerza en las encuestas lo que pone en estado de alerta a sus opositores, por lo que el gobierno decreta que en la purga anual de ese año de elecciones los altos funcionarios y políticos pierden la inmunidad, por lo que son susceptibles de ser cazados y eliminados durante esa noche. Todo eso con la intención soterrada de aniquilar a la senadora.
Un planteamiento dinámico que transcurre con vigor y fiereza. Las calles son un caos, las emociones están exacerbadas por la jungla de asfalto en la que se convierten las calles.
Hay críticas puntuales a la complicidad de altos jerarcas de grupos religiosos vinculados estrechamente a las mafias de poder que usufructúan con la fe de sus seguidores.
Se habla de la diversidad cultural y como esta enriquece y hace fuerte a una nación. De cómo la maldad puede surgir con facilidad cuando se permite la violencia a la par de la bondad y solidaridad que surge en tiempos de urgencia.
Una propuesta que rebasa la categoría de mero entretenimiento.
8 Barones.