Locales / 15 marzo 2016
HISTORIAS DE AGUA PRIETA
+ Por seguridad caminan tomados de la mano de la primaria rumbo a su casa
ROBIN BELTRÁN.
Hace 12 años Melitón González Hernández se gana la vida de manera honrada vendiendo paletas desde muy temprano y poco más allá del ocaso durante todos los días de la semana, pero infaltable, al mediodía llega con puntualidad por su hijo a la escuela a quien lleva a su casa tomado de la mano como medida preventiva.
Aunque la salida de clases al mediodía es la hora en mayor demanda tiene su producto se da tiempo para ir a la escuela primaria Plan de Agua Prieta donde estudia su hijo Alexander Giovanni González Calderón, un expresivo niño que cursa el segundo grado, sección “B”, y quien hasta el momento lleva muy buenas calificaciones.
Tomado de la mano de su papá, ambos caminan muy orgullosos el uno del otro al tiempo que el pequeño le ayuda a empujar el carrito de paletas de donde saca el sustento para alimentar a su familia.
“En verano vendo de 70 a 80 paletas y en invierno entre 20 y 30 al día, pero me acompleto con la venta de frituras”, explica Melitón González.
Dijo que cuando su esposa Verónica Calderón Zavala, no puede recoger al hijo de ellos debido a su trabajo, el acude a la puerta de la escuela y se lo lleva a su casa ubicada en calle 6, avenida 12 de la colonia Centro.
“Me lo traigo siempre tomado de la mano por seguridad para que no me lo vaya a atropellar un carro”, explicó.
El paletero originario de Toluca, Estado de México, comentó que hay muchos papás que no tienen cuidado con sus hijos al bajarse del carro o al momento de cruzar la calle.
“Los niños son inocentes a todos los peligros, por eso nosotros como papás, debemos cuidarlos sobre todo al cruzar la calle, porque así como hay gente responsable también hay conductores que manejan muy recio y sin precaución”. Comentó.
El sostuvo que ama a su hijo Alexander Giovanni por eso siempre lo cuida y le enseña la forma segura en que debe de protegerse al cruzar una calle.
“Si en verdad amamos a nuestros hijo debemos enseñarles cómo cuidar sus vidas porque nosotros no vamos a estar con ellos todo el tiempo”, dijo aquel hombre de escasa instrucción y ambos continuaron su camino por la calle 5 hacia el oriente.