Por: Javier Barón Rodríguez

A propósito de la visita del Papa a México:

Muchos se preguntan ¿Por qué el Papa decidió venir a Ciudad Juárez?

Para los creyentes es una gracia concedida por Dios a esta ciudad tan lastimada. Una ciudad en la cual las fuerzas del mal han prevalecido encarnadas por los narcos, los asesinos de mujeres inocentes, sicarios, políticos corruptos y empresarios abusivos que se enriquecen a costa de explotar a los trabajadores de maquila con sueldos miserables e indignos. Bajo este contexto, su visita será un llamado a la conciencia colectiva, un mensaje qué va más allá de todos los credos.

El Papa Francisco es un hombre que ha demostrado con sus acciones, que está enraizado en Dios y en la humanidad, percibe un horizonte abierto en donde otros ven muros y respira del soplo del espíritu. Con su mirada clara escudriña en el fondo del mundo contemporáneo que a veces parece poner el futuro al desnudo. Su lucidez resulta inquietante para las personas banales que viven inmersas en sus sueños de riquezas y grandeza y para las instituciones que viven encerradas en sí mismas. Su mensaje ( para todo aquel que quiera escucharlo) es una invitación a la renovación de nuestras almas, a la alborada permanente de Dios.

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