CON UN OJO A LA CIUDAD Y OTRO AL GARABATO
Por: Leobardo Alvarado
22 de Diciembre del 2015
leobardo@apsonfm.com

El proceso electoral del 2016, hemos señalado se presenta como la coyuntura electoral que nos ofrece a las ciudadanas y los ciudadanos la posibilidad de establecer maneras distintas de relacionarnos entre gobierno y sociedad. Poco a poco se avanza hacia el consenso de que hay las condiciones para reunirnos por un objetivo común quienes discrepamos de la forma en que se gobierna a Ciudad Juárez y al estado de Chihuahua porque vemos un panorama que sólo beneficia a los privilegiados.

Sin embargo, es primordial el reconocimiento de que establecer acuerdos no es fácil.

No porque no haya voluntad política, sino porque hay un espectro diverso de visiones políticas, de procesos y prácticas, de agendas que se deben trascender por un fin superior. No que se dejen de lado esas agendas, esos procesos, y la manera particular de cada quien en cuanto a sus posturas en lo político. Sino que debe tenerse presente ese entramado en el momento de constituir un marco rector que de a poco vaya facilitando el caminar juntos. Precisamente es esa complejidad a resolver la que nos llama para fortalecernos como sociedad.

Para abordar las próximas elecciones también se ha dicho requiere una movilización amplia que finalmente lleve a que la gente acuda a votar. Sólo mediante la participación ciudadana en las urnas que rebase la usual participación electoral se podrá lograr tener un representante común en el ayuntamiento, en el congreso local o en el gobierno del estado. En ese sentido, algunas personas ya han dado los primeros pasos como la propuesta del Frente por la Unidad Democrática en Chihuahua. Es importante que esas primeras acciones se cuiden a sabiendas de la diversidad de visiones y agendas.

Es decir, es claro como hacía mucho tiempo no sucedía que el PRI no debe continuar en el gobierno. Pero también es claro que no se trata del poder por el poder.

Así, como parte de esa complejidad es necesario reconocer un elemento valioso en esas reflexiones que por doquier se escuchan para entender el momento político en el que estamos situados como sociedad. No son los partidos políticos los que ofrecen la posibilidad de que sea distinto. No nos representan. Pero también hay que enfatizar que paradójicamente son los partidos políticos quienes tienen una mayor responsabilidad en generar un ambiente propicio para caminar en un acuerdo ciudadano.

Habrá que saber de su disponibilidad concreta para abrirse a procesos más allá de sus problemáticas y necesidades propias de sus estructuras. Lo anterior, porque la clase política dentro o asociada a los partidos políticos como instituciones deben tenerlo en perspectiva en aras de algún día recuperar su prestigio.

Hay una cuestión fundamental y que también debieran tenerla en cuenta quienes militan en esos partidos políticos. Lo que habría de suceder en éste proceso electoral no se trata de proyectos personales, sino de una agenda que convoque a la movilización amplia. Así que el primer gran reto en ese camino hacia recuperar la confianza es reconocer que en ésta coyuntura electoral no les corresponde estar encabezando la búsqueda del poder. Por lo tanto, la primera cosa para quienes participan en los partidos políticos es que deben cuidar su tendencia a figurar.

No es cosa menor. Lo anterior merece varias reflexiones en textos más amplios. Por lo pronto, dejémosle en que en este proceso electoral bien harían en contribuir a que suceda una articulación entre ciudadanos y ciudadanas para participar en la elección. Esto no quiere decir que no se reconozca la necesidad de la existencia de los partidos políticos, sino que el desprestigio de ellos ahora y desde hace mucho tiempo lo representa la clase política y algunas políticas y disposiciones legales que benefician la estructura del sistema de partidos por encima de las y los ciudadanos.

Es preciso recordar que el objetivo es un acuerdo político entre ciudadanos y ciudadanas que lleve a la construcción del eje rector de la movilización amplia y la agenda común. Dicho de otro modo, el objetivo es sentirnos representados en el gobierno que de ese acuerdo emane. El objetivo es vernos más allá del futuro inmediato.

Para la construcción de esa agenda es importante apostar al espectro de los movimientos sociales que han generado un ambiente de reconocimiento para con ellos. Cada vez más, es posible observar una relación estrecha de colaboración, cuidado y respeto de las posturas políticas de cada movimiento en aras de privilegiar la defensa de los derechos, pero también, en un aprendizaje continuo llevado a la práctica de que al caminar en acuerdos contribuye a fortalecer todas las agendas.

Al respecto, igual de importante es lo que está sucediendo con las candidaturas independientes. La posibilidad abierta para que las ciudadanas y ciudadanos puedan participar en los procesos electorales y ser electos sin ser integrantes de un partido político sin duda ha venido a oxigenar el espacio en el que se dan las elecciones de gobierno. En todo el estado de Chihuahua, principalmente en las principales ciudades hay quienes han decidido movilizarse en torno a ésta figura electoral.

Aunque en este sentido habrá que recordar siempre que no necesariamente todas las personas con deseos de acceder al poder a través de ésta figura legal respondan a la necesidad de la sociedad en general, sino más bien, obedecen a lógicas que no se diferencian de la clase política criticada dentro del sistema de partidos políticos. Esto, particularmente es pernicioso para avanzar en nuestra democracia.

Finalmente, habremos de insistir en que si reconocemos la complejidad de lograr un acuerdo político entre ciudadanos, hombres y mujeres, es muy probable que se tenga éxito en la elección del 2016, porque de resolverlo satisfactoriamente para las mayorías, sin duda que nos fortalecerá al grado de que podemos de construir un proyecto político más allá de la coyuntura electoral.

JUAREZ, UNA CIUDAD DE DERECHOS.

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