MONTÓN DE TIERRA
Por: Kelvin Monge
10 de Marzo del 2016

Por el bulevar Luis Encinas hay un puente peatonal que une a la Universidad de Sonora con el Hospital General del Estado de Sonora. No es exagerar que este puente usado para quitar al peatón del camino a los automóviles es la cotidianidad inescapable de millares de conciudadanos de todo tipo. Igualmente este puente funge como morada de múltiples personas que como se diría en sociología, no pertenecen a ninguna clase social (es decir, subclase). Recordemos a personajes como el Talibán o quienes cargan sus cobijas para darnos cuenta del hogar que significa este cruce peatonal (que ya fue semi-clausurado, por cierto). Entonces con esta increíble cantidad de miradas disimuladas, viboreadas rápidas, parados ensimismados y gente que incómodamente camina en pares o tríadas y no permiten pasar,sólo nos queda el reto de humanizarlos. A veces cuesta imaginar que detrás de cada despeinado hay una razón para no peinarse, o puesto de otra forma, la gente no aparece mágicamente para adornarnos el puente, la expresión de los estudiantes, las señoras, los ancianos no es coincidencia. Cargan con inconvenientes, penares y menesteres que pueden o no ser olfateados a metros de distancia ¿Cómo conectar con tantos? ¿Cómo realizar un acto comunal para reconocer a nuestros conciudadanos? En este mismo puente está la propuesta, y por más simple que parezca, me resulta que da justo en el clavo.

El verso lo rescataron de la célebre película Sangre por sangre y está esbozado del lado de la Universidad. Para verlo lo único que hay que hacer es no estar cabizbajo al acercase al piso. «Cholo no llores» con una tipografía más elaborada que la que se ve por otras avenidas.Habrá quien la opine absurda y hasta vandálica esta exposición, sin embargo me atrevo a defenderla y llamarla necesaria. Cholo no llores se conecta con los hermosillenses más que un discurso vacuo o un consejo condescendiente. Este verso se planta porque llega en el momento adecuado: Se piensa en la rutina como ir de punto A al punto B. Pero pasamos por alto el espacio aterrador que hay entre estas dos letras. En ese espacio entran nuestras preocupaciones y pendientes, que se clavan como si un mártir tuviera que pagar tantas deudas; como si Don Juan llorara por amor. Es entonces cuando resalta este verso en el caos que implica el orden y bienestar social. Con total potencial de cambiar el ánimo.

Haz esta dinámica: cada que el pasado, presente y futuro te agite, repite este verso: Cholo no llores. A quien sea que se haya atrevido a hacerlo quiero felicitarlo: Haz logrado lo que muchos poetas se matan por hacer.

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