CINEFILUS

Por: Javier Barón Rodriguez

20 de abril de 2016

cinefilus@apsonfm.com

Hay hombres que pretenden hablar en nombre de Dios. Eso los lleva luego a hablar por Dios, y acaban finalmente hablando cómo si fueran Dios. De esos hombres hay que huír cómo la peste, pues en ellos encarna las soberbia, y la soberbia – aparte de ser de mal gusto- es la fuente de todos los pecados. Nadie puede hablar en nombre de Dios, únicamente la Naturaleza puede arrogarse su representación. -Hemos cruzado el océano para difundir de manera pura e incondicional el evangelio del reino de Dios. -Vamos a conquistar este bosque, no nos consumirá.

 

Desde el principio de los tiempos hay dos fuerzas que se contraponen y que se encuentran en pugna constante y sostenida : El bien y el mal. Esas dos fuerzas habitan en nosotros y el en el transcurso de nuestras respectivas vida tendremos que enfrentarlas aprender a balancearlas, domesticarlas y pactar con ellas o morir en el intento. New England,Massachusetts. 1630. Un matrimonio con fuertes creencias religiosas tiene desavenencias con los habitantes de la colonia en la que viven y deciden irse de allí con sus cinco hijos y vivir a las orillas de un bosque.

 

No hay medias tintas en esta historia; desde que la familia llega a instalarse y se arrodillan para agradecer a su dios el nuevo lugar que habitarán, la cámara con un plano abierto que se va cerrando lentamente al bosque y la música que acompaña la escena ponen de manifiesto que la nueva aventura de estos inmigrantes ingleses en el nuevo mundo los enfrentará a una fuerza oscura y maligna que reside en las profundidades de esa profusa arboleda.

 

Debo resaltar el score de la cinta que en momentos precisos y que añadido como un recurso narrativo más nos va adentrando en la indefensión de la familia ante el poder maligno de ese entorno que aprovecha vulnerabilidades emocionales y psicológicas de los integrantes para ir disolviendo el vínculo que los une. Magistral construcción de personajes con perfiles detallados de cada personaje, partiendo del padre puritano que practica una religiosidad severa remarcándole constantemente a sus hijos adolescentes su naturaleza pecadora y corrupta.

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Una chica adolescente, joven y hermosa, un chico entrando a la adolescencia; aislados, siempre bajo la mirada de un padre estricto que impide la libre expresión de las inquietudes propias de la edad va generando en el chico un deseo incestuoso por su hermana lo que le provoca una gran culpabilidad. La chica de nombre :Thomasin (Anya Taylor-Joy) es tan ingenua que no se percata de ello.

 

La película tiene constantes referencias a la biblia, a los símbolos del bien (el cordero de Dios) y a Satán (representado por el macho cabrío). La fuerza maligna va minando los esfuerzos de prosperidad : la cosecha de maíz no fructifica, el bebé recien nacido, desaparece, su intento para cazar animales falla. El padre considera la desaparición del hijo como una lección de humildad por parte de Dios, la esposa cree que es el inicio de una maldición que caerá en la familia. Las alianza que creen tener con el ser supremo al que veneran se vuelve frágil conforme las constantes vicisitudes van minando su ánimo y esperanza.

 

Las fisuras que va creando la situación desfavorable juegan a favor del ente maligno, que deshace paulatinamente los cimientos de la unidad familiar. El tercer acto, el punto de resolución del film, es de lo mejor que he visto en mucho tiempo en el género : frenético, sorprendente, espeluznante por momentos, un caos que se convierte en un frenesí de maldad. El maligno se deleita ante su obra y deja como única sobreviviente a la chica de corazón puro, la que no albergaba maldad en su interior, al quedar sola y desamparada, la fuerza maligna mediante el macho cabrío le ofrece a la chica de manera seductora un mundo de delicias, de sensualidad desbordada a su alcance. Lo que nos lleva a una escena brillante, culminante y memorable que da fin a este clásico instantáneo del cine de terror/horror. Desde ya se erige como una de las mejores películas del género de la década.

No se la pierdan. 9 Barones.

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