Cine, Columnistas, Espectaculos / 23 febrero 2016
CINEFILUS
Por: Javier Barón Rodríguez
23 de Febrero del 2016
cinefilus@apsonfm.com
En el verano de 1987, dos adolescentes, en un acto de negligencia dejan sus bicicletas en las vías del tren. Este hecho aparentemente suscita el descarrilamiento de un tren de pasajeros, fallecen 47 personas en el desastre. 20 años después, el psiquiatra Peter Bower (Adrien Brody) se encuentra en un proceso de duelo, ya que un año atrás perdió a su hija adolescente en un accidente, él se siente culpable ya que al distraerse por un momento se suscitó la situación que produjo el deceso de la chica. Dos eventos al parecer inconexos que de a poco conforme avanza la trama convergen.
Al psiquiatra le está costando encarar la pérdida; su esposa pasa la mayor parte del tiempo dormida mediante pastillas, él tiene sueños recurrentes, vívidos, de esos que hacen preguntas a quien los sueña. La complejidad de la mente humana ante el dolor, las trampas del subconsciente, sentir la muerte como algo cercano, lidiar con ella, todo esto conjugado puede abrir un portal, un resquicio que conecte a este hombre con fantasmas… que lo abordan en forma de pacientes. Almas que buscan justicia para poder alcanzar el remanso de paz que merecen.
Historia minimalista que conjuga elementos de terror y misterio con una atmósfera visual estilizada, escenas nocturnas tenebrosas y sombrías en las que el Dr Bower va entendiendo que necesita esclarecer y enfrentar sus propios fantasmas para cerrar el círculo y comenzar de nuevo.
Un guión notable, muy bien trabajado en el que el director paulatinamente da pistas para que el espectador infiera respuestas.
En el tramo de resolución surgen sucesos que marcan una pauta diferente : los fantasmas se tornan enérgicos y ayudarán al psiquiatra a recordar detalles precisos que por mecanismos de defensa su mente ha bloqueado. La verdad será la luz para retomar la senda.
Un relato consistente que fundamenta en los giros impredecibles su calidad narrativa. 8.5 Barones.