CINEFILUS
Por: Javier Baron Rodríguez
6 de Febrero del 2016
cinefilus@apsonfm.com

– La persona que ves enfrente de ti en el el espejo será tu mayor adversario toda la vida.

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Me había alejado de Rocky Balboa. No recordaba ese entusiasmo que me provocaban sus historias en la adolescencia, salía del cine corriendo, tirando jabs y uppercuts a rivales imaginarios en el paroxismo del entusiasmo que contagiaban sus míticas batallas abajo y arriba del ring. Tuvo que llegar el episodio VII de Rocky para poder reconectar y entender de nuevo lo enorme y grandioso que es este personaje. El poderoso e incombustible Rocky ve llegar el declive físico al que todos llegáremos eventualmente. Un Rocky de la tercera edad tranquilo, pausado, viudo, concentrado en su restaurant, alejado de los reflectores.Un buen hombre apartado de las estridencias que gusta de visitar a sus muertos en el cementerio y comentarles las noticias actuales de los encabezados del periódico.

Todo eso ilumina al personaje mostrando las cualidades que ha acumulado a través de los años. Creed conjuga el ímpetu de la juventud con la mesura de la experiencia. Una película que sigue al pie de la letra el paradigma de estructura dramática de Hollywood (dicho sea en esta ocasión como un halago), cine comercial de alto nivel que nos conduce por una gran variedad de emociones, filme estimulante que nos ofrece una mirada a la vulnerabilidad de personajes que por sus características rara vez muestran sus emociones y debilidades. Creando con ello una complicidad, una empatía hacía ellos.

La cinta cierra muy bien, en un punto muy alto. Deja la puerta abierta para seguir conociendo la vida de Adonis Creed y saber si Rocky sale vencedor en la pelea más importante de todas las que la vida le ha puesto en el camino. Bien decía Sylvester Stallone en la reciente entrega de los Golden Globe Awards que Rocky es el mejor amigo imaginario que ha tenido y que suele platicar con él. Ambos son ya uno de manera ineludible; no podría entenderse a uno sin el otro, los dos tienen un lugar asegurado en el Olimpo cinematográfico. 8.5 Barones.

 

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