Cine, Columnistas, Espectaculos / 9 enero 2016
CINEFILUS
Por: Javier Baron Rodríguez
9 de Enero del 2016
cinefilus@apsonfm.com
– La iglesia piensa en siglos, ¿cree qué su periódico tiene los medios para solventar eso?
-Sí, los tiene.
Sólo el 50% de los sacerdotes son célibes. La mayoría ha tenido sexo con otros adultos. Este hecho crea una cultura de secretismo que tolera e incluso protege a los pedófilos. Se estima qué el 6% de todos los sacerdotes del mundo han abusado de un menor, es decir, seis de cada 100. A partir de 1976 se presentaron cerca de 80 denuncias de abuso sexual en contra de menores en contra del cura Geoghan, el cual estaba al frente de una iglesia perteneciente a la arquidiócesis de Boston. Ninguna de estas denuncias llegó a juicio.
El Cardenal Law a cargo de la arquidiócesis, se limitó a ir cambiando de iglesias al incriminado. Pocos actos son tan viles y despreciables como el abuso sexual de menores. La pedofilia es una perversión que deja huellas indelebles en el alma de los afectados. Es necesario tener sensibilidad y solvencia artística para entrarle al tema con verosimilitud. Sin caer en amarillismos, ni en melodramas de tres pesos. Spotlight es una poderosa obra de denuncia. Más que una película es un documento cinematográfico de mucho valor que constata el lado oscuro y perverso de la iglesia católica.
Se denomina Spotlight, al equipo periodístico de investigación del diario Boston Globe. En 2001, emprenden un trabajo exhaustivo en el que documentan la existencia de 87 sacerdotes en el área de Boston implicados en casos de pederastia. La trama exige y demanda nuestra concentración : datos, fechas, nombres, testimonios dolorosos. Nos convertimos en cómplices y partidarios de la cruzada por la verdad de estos valientes, dedicados y sagaces periodistas. Escudriñar en el pasado de situaciones lacerantes y espinosas es una tarea que requiere de persistencia y de no amedrentarse ante la oposición de una institución muy fuerte que mantendrá una resistencia feroz para que sus miserias no salgan a la luz.
Hay dos aspectos fundamentales del guión plasmados de forma brillante. virtudes que dotan al film de virtudes cautivantes para el espectador :
-Se desacraliza a la iglesia, es presentada como una institución formada por hombres; por lo tanto, falible y pasajera. Dejando claro que la fe es eterna y por ello hay que separarlas y no confundirlas. Nunca se hace alusión a Dios. Dios no tiene nada que ver con las pasiones enfermas de estos sujetos que se escudan en su nombre para atacar a pequeños.
– Muestra sin concesiones de ningún tipo el poder político de la iglesia para influir en el poder judicial, bloquear la justicia y silenciar las voces de las víctimas.
La película por momentos contiene ciertos vestigios, el tono de algunos filmes norteamericanos de denuncia política de los 70’s. Me hace recordar a All The President’s Men de Alan J. Pakula. Una etapa esplendorosa del cine estadounidense que bien podría revivir con esta cinta. En una época en la que imperan los filmes con efectos especiales muy elaborados y sofisticados es reconfortante encontrarse con propuestas con el estilo de la vieja escuela, que se sostienen por la hechura, solidez e impacto del relato y por la calidad artística emanada de la interpretación del ensamble de actores. Una seria contendiente a encumbrarse con varios galardones en las próximas entregas de premios a la excelencia artística. 9.5 Barones.