CINEFILUS

Por: Javier Barón Rodriguez

29 de abril de 2016

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Tener como padre a un exitoso cantante con larga trayectoria que ha dejado huella en la cultura pop, puede jugar en contra de los hijos. Especialmente si se aspira también a hacer carrera en el mundo de la música. Paul Lombard (Christopher Walken), es un crooner tipo Sinatra que ha visto pasar sus mejores días y busca posicionarse de nuevo en el gusto de la nuevas generaciones. Jude (Amber Heard), es la hija problema con gran talento musical, buena compositora.

A pesar de que tuvo un éxito breve mientras era bajista de la extinta banda punk : Pussyfart, ha pasado de los 30 y no ha logrado consolidar todo su talento, vive de hacer jingles y cortinillas de identificación para estaciones de FM. Su poca solvencia económica la obliga a regresar al nido y convivir más de cerca con su papá. Una deliciosa mezcla de comedia y drama sobre las relaciones familiares que explora con cierto desenfado la interracción un tanto neurótica que puede darse entre sus integrantes.

Las escenas de conversaciones de sobremesa son muy disfrutables para cualquier melómano; poseen estupendos diálogos que van mostrando los perfiles de todos los miembros de la familia Lombard : tanto defectos como virtudes. La alberca de la residencia sin mantenimiento, con agua estancada. Es una metáfora del momento que vive la protagonista que no sabe hacia dónde encauzar su vida. La relación entre Paul y Jude me parece un aspecto destacable, en sus constantes pláticas se percibe un tono pasivo-agresivo entre ambos; se quieren y a la vez hay conflictos sin resolver, heridas abiertas entre padre e hija pese a la admiración mutua que existe.

La cinta tiene un espíritu totalmente Indie, es auténtica por presentar personajes llenos de imperfecciones, desorientados, talentosos que encuentran en la unión familiar, en el amor a la música y a la familia a pesar de sus diferencias, la fuerza para seguir buscando. Historia sencilla, de corte intímo, agradable,realista. Manda un mensaje claro para todas aquellas personas que culpan de sus fracasos a los demás; invitando a este tipo de gente a asumir las riendas de su vida y encararla sin temor a equivocarse. Maneja un sentido del humor que me gusta y con el que he conectado. El final es abierto… como la vida misma.

8 Barones.